martes, 13 de febrero de 2024

ESFUERZO Y RECOMPENSA

 



Ver las auroras boreales es el anhelo de muchos seres humanos. La noche anterior a la finalización de nuestro viaje a Islandia, previo al regreso a mi hermosa Colombia, de parte de mi hijo nos llegó la invitación a participar del «tour de auroras», una inversión más por hacer, pero valía el esfuerzo queriendo verlas en esta ocasión en todo su esplendor. 

 

Ya las habíamos visto hace varios días. La emoción había sido inmensa, nos abrazábamos y llorábamos por el magnífico regalo del universo. Todas sus tonalidades verdes reflejadas en un cielo despejado, aunadas a una magnífica luna creciente y a unas estrellas doradas y brillantes que hacían parte de este paisaje estelar, nos dejó sin aliento y con la certeza de que algo así era difícil volver a ver. Sin embargo, queríamos más, queríamos esta noche ver su danza en todo su esplendor. Así que unos pocos viajeros, 6 de 40 valientes, aceptamos la invitación. 

 

Hora 9:30 pm a 12:30 pm, vientos de 40kms/h, con temperatura de un grado centígrado, y una percepción corporal de menos dos grados. Las condiciones eran exigentes, más para quienes venimos del trópico. Así que, como mínimo con cinco capas de ropa, logramos lanzarnos a esta fría aventura.

 

A estas alturas de la historia te estarás preguntando ¿y lograron verlas? Después de ir a varios sitios que hacían parte del «tour de auroras» logramos ver lo mínimo de lo que habíamos imaginado. ¿Qué se debía sentir en ese momento? ¿Frustración, molestia o tristeza? Yo ya había decidido estar tranquila independientemente del resultado. 

 

El premio al esfuerzo lo vi reflejado en la cantidad de bonitos resultados que ya había recibido durante todo el viaje. Ver las primeras auroras boreales que estuvieron hermosísimas, ballenas, focas, la nieve cayendo sobre mí mientras bailaba, además de las más espectaculares cascadas, los volcanes más insospechados y, en general, un país al que le puse la etiqueta «ASOMBROSAMENTE BELLO»

 

Además de todos esos regalos recibidos encontré uno, ya no afuera, sino dentro de mí. Me había retado a vivir una experiencia muy fría y lo había logrado, había conseguido ir más allá de mis capacidades físicas y también emocionales, al poder manejar de manera tranquila la frustración de la última noche, es decir, había llevado mi ser a otro nivel.

 

Toda esta anécdota me ha hecho pensar sobre la vida en general. Es una secuencia de anhelos, señales, acciones, superación personal, ajustes, logros alcanzados, lecciones aprendidas y mucha, mucha gratitud. 

 

El RETO que te propongo entonces es: Primero: Ponte metas u objetivos que sean cumplibles para alcanzar tus sueños. Nunca dejes de soñar. Segundo: Una vez que hayas convocado lo que deseas, comienza un plan de acción y mantente muy atento a las señales que te da la vida, ajusta tu plan y continúa tu camino. Tercero: Agradece por cada señal y por cada logro-milagro que hayas alcanzado, la vida estará atenta y te seguirá enviando más de lo mismo hasta que alcances lo que anhela tu alma.


El mensaje que me llega al corazón y que comparto contigo es, sigue soñando y esforzándote por lo que quieres alcanzar, puede que lo logres o tal vez no. Lo realmente importante es que estarás obteniendo una mejor versión de ti mismo, y esa es la mejor recompensa que puedes recibir.

 

Con Amor.








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