Espero que hayas visto en algún momento MATRIX 1 o MATRIX 2, y
si te falta verlas es bueno que te des la oportunidad con tu familia. Son películas
muy entretenidas. De ellas he podido extractar muchas reflexiones, una de ellas
es la que ahora te comparto.
El protagonista se llama Neo. En el principio de esta
historia lo llaman “El Elegido”. Él no se lo cree, porque es un ser humano como
cualquiera de nosotros y desconoce todo su potencial.
Neo, en la medida que va descubriendo sus fortalezas, como en
todas las películas de acción, va aprendiendo a defenderse de "los
malos." Cuando estos le envían lo peor que tienen, que entre muchos otros son
las balas de sus armas mortíferas, Neo desarrolla la habilidad de esquivarlas.
Lo complicado es que, al esquivarlas, las balas siguen su curso y dañan todo lo
que encuentran a su paso.
En la segunda película Neo ya está convencido que es “El Elegido”,
así que desarrolla otros poderes de mayor impacto. Los enemigos son los mismos al
igual que las balas, LO QUE CAMBIA ES SU PODER PERSONAL. Ahora cuando las balas
vienen hacia él, se pone frente a ellas con una calma imperturbable, y con su
mano las detiene en el aire haciéndolas perder todo su poder. En esos momentos
las balas no le hacen daño a él y tampoco a quienes lo rodean.
¿En qué vengo pensando en los últimos años respecto a la
lección de vida que esta cinta me ha regalado?
Primero, es que relaciono esta parte del guion con la manera
de comunicarnos. Quiero que te sitúes en el encuentro con una persona que, en
ese momento, tiene para enviarte lo peor que ha venido recolectando a causa de las
emociones aflictivas que le cuesta dificultad identificar y también gestionar.
Segundo, lo que debemos hacer en nuestro proceso de
crecimiento, y de darnos cuenta de que “SOMOS LOS ELEGIDOS” para evolucionar y
ser más felices, es aprender a esquivar esos dardos que nos envían. Por supuesto
que esto ayudará muy poco. A nosotros, porque nos dejará con el sinsabor y,
muchas veces, una molestia que luego nos será fácil transmitir a los demás. Y,
a esa persona, porque continuará diseminando lo peor de ella, la mayoría de las
veces sin darse cuenta.
Lo tercero, es dar el siguiente paso de crecimiento con
alegría y consciencia. Cuando la persona te envíe su dardo, date cuenta
oportunamente, detenlo a tiempo antes de que entre en ti y te haga daño, y
quítale todo su poder con tu compasión infinita, comprendiendo que cada uno, incluido
tú, tiene el derecho a recibir del otro su comprensión, compasión y oración.
Recuerda siempre que somos los demás de los demás, que
debemos evitar juzgar para que otros tampoco lo hagan con nosotros, evitar
criticar para limitar las críticas de los demás, y eliminar las quejas para
animar a otros a agradecer la vida y cada una de las hermosas bendiciones y grandes
lecciones que nos trae día a día.
Con amor,
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