Te cuento, aquí entre nos, que mientras desayunábamos con mi
querido esposo y hacíamos nuestro ritual de agradecimiento hace algunas
mañanas, vino a mí una imagen que había logrado construir hace varios años, la que
compartí a él con mucho entusiasmo.
En mi vida cotidiana, así como en mi trabajo de consejería
familiar, me apoyo en imágenes, que me llegan de manera intuitiva, como
medio para aclarar un tema de mi interés, o del interés de la persona con la
que estoy interactuando.
Por ello quiero que imagines, por un momento, que cada uno de
nosotros va sobre un caballo desbocado que es su propia vida y que, además, cabalgamos
sin sujetar las riendas porque estamos de espaldas al avance del corcel. Es
bien complicada la situación porque todos vamos inquietos y asustados por este
descontrol. Sumemos a lo descrito otro elemento. Que adicionalmente estamos
empeñados en ejercer control sobre las vidas de los jinetes que nos acompañan,
muchas veces hasta las de personas que desconocemos. ¿Es muy loco verdad?
Imagino que te ha sucedido como a mí, que pretendemos que el
otro, por ejemplo, camine mejor, se vista adecuadamente, mire distinto, sonría a
menudo. Cuántas cosas más. Y, mientras intentamos controlar al otro, nuestro
caballo, nuestra vida va, como decían las abuelas, “Manga por hombro”. Espero
que me entiendas esta expresión o dicho de nuestra cultura.
Hemos
venido reflexionando en estos artículos sobre la importancia que tiene para
todos construir una vida con significado, una existencia en plena evolución. Podremos
lograrlo si nos giramos sobre nuestro caballo, tomamos las riendas de nuestro destino,
y conducimos esta maravillosa existencia hacia donde la queremos llevar, hacia
la felicidad, hacia el bienestar emocional e integral. Al hacerlo, también
estaremos ayudando e inspirando con nuestro ejemplo a los que amamos y a quienes
nos acompañan en la travesía.
Es tarea
difícil controlar nuestra existencia y cada uno de nuestros actos, pero
controlar la vida de los demás es tarea imposible de realizar. Nadie cambia por
que otro nos lo requiera, solo cambiamos cuando tomamos la decisión personal y
actuamos a favor de ello.
El RETO que te
propongo es sencillo, pero, eso sí, tiene grandes alcances, entre ellos ser más
feliz de lo que ya eres. Primero: Cancela de tu vida la crítica, la queja y el
juicio a los demás, que ya ha sido un reto en otros artículos. Segundo: Enfócate
en mirar a los demás para reconocerlos positivamente, y déjate inspirar por
ellos. Tercero: Hazte cargo de tus asuntos, revisa en forma permanente qué
debes evolucionar, y da pequeños grandes pasos hasta lograrlo. Cuarto: Celebra
cada pequeño triunfo sobre ti. Un 1% diario de mejoramiento personal, generará
365% de transformación en un año.
Con amor,
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