Uno de los entretenimientos que más me gustan desde que me acuerdo, es el cine. Tal vez desde que mi mami trabajaba en un teatro siendo muy joven. Ella nos llevaba a mi hermanito y a mí siempre a ver películas en pantalla gigante, mientras laboraba, era una maravillosa experiencia, la recuerdo con mucha alegría, además porque siempre llevábamos para endulzar el rato “los charms”, tal vez tú seas de mi época y recuerdes que eran.
Últimamente he tenido la oportunidad de ver algunos
largo metrajes, también se les ha llamado así a las películas, todas con un
gran sentido de vida, ahora las vemos en pantalla chica y en cualquier momento
de acuerdo con la aplicación que tengamos disponible. La magia del espacio ya
no es la misma, pero, estoy segura de que la que se consigue con los
maravillosos guiones es superior cada vez.
Con gran asombro nos damos cuenta de que los
guionistas son profesionales muy preparados y están apoyados por otros, muy
seguramente, en disciplinas humanistas qué facilitan adentrarse en lo más profundo
del ser humano, con el fin de construir un relato armónico y guiado por un
mensaje que quiere dejarse a quienes nos regalamos la oportunidad de participar
de este maravilloso arte.
En las
dos últimas cintas, así también les decíamos, hay dos cosas en común, la
primera, es que sobre la tierra se cierne un gran peligro, dibujado como una
nube oscura qué es capaz de dañarlo todo; esta nube oscura tiene que ver con
las emociones negativas, ante todo con el MIEDO. La segunda es cómo el AMOR
en sus diversas manifestaciones es capaz de disolver, desaparecer y rehacer la
vida feliz de la humanidad.
La que más me impactó y quiero invitarte a que
la veas, es RAYA Y EL ÚLTIMO DRAGÓN, la encuentras en Disney y la puedes
ver en familia.
En el
camino de aprendizajes sobre mi frágil y también poderosa humanidad, he
escuchado y leído de muchos autores especializados, que lo contrario del AMOR
es el MIEDO. Al principio me parecía equivocado porque aprendí que el contrario
era el ODIO. Luego me di a la tarea de reflexionar un poco sobre esta
afirmación y encontré desde mi comprensión que sí, que efectivamente el miedo
es el que nos detiene ante las acciones amorosas.
Tenemos
temor a que al otro no le guste, tememos al rechazo, también a la equivocación,
a dar menos de lo que nos corresponde, o muchas veces, de manera increíble, a dar más. Se nos olvida que el AMOR siempre
triunfa y que su intención siempre es dar lo mejor de sí mismo, sin ninguna
limitación.
Ahora
también es cierto que a veces nuestros actos pueden ser recibidos de manera
diferente a como quisiéramos, por razones que tal vez reflexionaremos en otros
momentos. Lo que sí es cierto es que al actuar de acuerdo con lo que nos dicta EL
AMOR, Dios, el universo, la vida, nos traerá de regreso abundantes
bendiciones en asuntos tal vez diferentes, pero, al final de cuentas bendiciones
que siempre completarán nuestra vida.
El
RETO que te propongo para esta semana es primero, que estés con tu atención
plena ante las posibilidades de ejercitar EL AMOR, en actos sencillos pero
importantes, porque brindan lo mejor de ti: Detener el ascensor para otro, entregar
una palabra amable y oportuna, ayudar con una actividad familiar en la que
normalmente no participas, escuchar con atención al otro.
Segundo,
permanece en modo de DARTE CUENTA ante los bloqueos que te impiden
entregar lo mejor de ti: las quejas, las críticas y las culpas. Cuando estamos
en cualquiera de estos tres estados, el que actúa es el EGO y los resultados de
su puesta en escena es siempre desastrosa para cualquier relación.
Tercero, CELEBRA
cada vez que te des cuenta de lo que mueve tus ACCIONES y reconócete con
gratitud infinita como un GRAN PROTAGONISTA de la mejor película a la
que puedas asistir, la de tu PROPIA VIDA.
Con amor,