Aquí entre nos, estábamos celebrando
el día de la madre con uno de mis amados hijos en un lugar muy tradicional de
mi ciudad, me invitó a desayunar y parece que muchos hijos habían hecho lo
mismo, comenzar a celebrar desde tempranito ese día tan especial, el día en que
todo el país le hace fiestas a quien facilita la gestación de la vida, y también
su crecimiento y cuidado.
Conversamos sobre varios temas, como siempre
sucede cuando nos reunimos, él por lo general se encuentra viajando por el
mundo y llevando a muchos a cumplir, tal vez, uno de los más grandes sueños de
quienes habitamos este hermoso planeta. De pronto nos zambullimos en un tema
que nos gusta mucho a los dos, el tema de LA VIDA EN PAREJA, a los dos
en estos momentos nos encanta porque estamos iniciando una relación y estamos felices
de hacerlo, porque hemos encontrado la persona correspondiente, la correcta, la
pedida al universo y a nuestro buen Dios. Al conversar animadamente él me
comenzó a contar de sus últimos aprendizajes y de pronto me dijo: “Mami es
que UNO DEBE SER UN OASIS PARA EL OTRO”.
Esa frase me movió el alma y me llenó de alegría,
esperanza e ilusión. El estaba llegando al punto clave de las relaciones, a la REGLA
DE DIAMANTE: Trata a los demás únicamente como ellos quieren ser tratados.
Nos enseñaron la REGLA DE ORO: Trata a los demás como te gustaría que te
trataran, y la verdad es que no ha funcionado, cada persona es un ser único e
irrepetible, con gustos, temperamentos, personalidad y maneras de percibir el
mundo diferente.
Ser un OASIS PARA EL OTRO, ¡qué belleza de
expresión!, se me parece mucho a una frase acuñada por los Scouth y que yo he
adaptado para mi vida “Dejemos al otro igual o mejor de cómo lo encontramos”,
los Scouth se refieren de manera parecida “al mundo”. Si nos pusiéramos tú y yo
en ese hermoso plan, estoy segura de que el mundo cambiaría, los conflictos se
disminuirían, las relaciones mejorarían y podríamos avanzar hacia esa sociedad
que tanto anhelamos.
Ahora, lograrlo, requerirá de un esfuerzo grande,
de vencer nuestro EGO y permitir que sea el AMOR el que triunfe, como lo
dije en el pasado artículo. Creo desde mi corazón y desde mis vivencias de los
últimos años, que cuando se trata del otro, debo enfocarme en sus fortalezas
para reconocerlas y vibrar con ellas y, cuando se trata de mí, además de mis
fortalezas, debo revisar mis debilidades y dedicarme a la tarea más maravillosa
de todas: mi crecimiento humano y evolución. Tal vez uno de nuestros más
grandes errores es pretender que el otro cambie, el cambio es una decisión
personal y tú y yo sólo podemos estar ahí para apoyar esa decisión, si es que
nos lo han pedido.
El RETO que te propongo, y que yo también estoy dispuesta
a continuar, poniéndolo en práctica es: Primero, deja la CRÍTICA, el CULPAR y
la QUEJA, dejar de hacerlo es tal vez lo más difícil y también lo más fácil,
porque al final de cuentas, el cambio lo hacemos tú o yo. Segundo, dedica tu
tiempo contigo y con los otros, tus hijos, pareja, familia, amigos, conocidos y
desconocidos, al reconocimiento positivo, todos necesitamos recordar que somos EL
MILAGRO MÁS GRANDE DEL MUNDO y que también SOMOS LOS DEMÁS DE LOS DEMÁS.
Y Tercero, sal a la vida todos los días con la decisión de que serás UN
OASIS para toda persona con quien te encuentres, y hazte consciente del
efecto maravilloso que causarás en ellos y en todos aquellos que ellos toquen en su camino, efecto que te llenará el alma de gran
alegría y contento, llenando así tu tanque emocional positivamente y permitiendo el avance en tu evolución.
Con Amor,
YOLANDA FRANCO
Entrenadora de Vida
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