Mientras íbamos en el bus, en nuestro tercer día de
expedición por la impensable Islandia, me asombraba ver la diferencia con
tantos otros paisajes que he conocido, observar sus colores otoñales enmarcados
por el negro de su tierra volcánica, el amarillo de sus estepas, los rojos y
naranjas de los abedules, y los blancos azulosos de sus glaciares.
Entre tanto continuaba el viaje, y seguía escribiendo
estas palabras, reflexioné sobre la MÁGICA DIVERSIDAD. Nuestro mundo fue creado
con una fascinante variedad que admiramos tanto y tantos. Como un gran ejemplo
de ello, desde esta lejanía pensé en nuestra bella nación Colombia, la cual ha
sido reconocida a nivel mundial como el país con mayor avistamiento de aves y, quizás
también, pueda considerarse como uno de los más diversos de nuestro maravilloso
planeta azul.
Pienso así mismo en lo extraños que solemos ser los
seres humanos. Somos tan extraordinariamente diferentes unos de otros y sin
embargo nos rechazamos. Se me ocurre entonces expresar, emulando a Mario Alonso
Puig, nos cuesta aceptarnos distintos y por ello nos hacemos distantes.
Cada uno de nosotros fue dotado con talentos,
dones y cualidades que nos hacen únicos e irrepetibles, frase tantas veces escuchada,
pero tan pocas veces comprendida.
El hecho de que seamos diferentes ha
permitido los avances científicos en todos los campos, diversas formas de
vivir, pensar, ocuparnos y divertirnos, las espléndidas expresiones y
creaciones culturales en todas las épocas, en fin, todos esos admirables contrastes
que representan para nosotros el regalo más hermoso: el poder vibrar con experiencias
excepcionales, con las vívidas impresiones recibidas a través a nuestros
sentidos, y tener a nuestro alcance un abanico de soluciones para los retos que
la existencia nos coloca día a día. Ser diferentes es la característica más
preciada que la vida nos regala.
Por ello, te reto esta semana a conversar en familia
sobre la biodiversidad de nuestro país Colombia, o la de tu país, abriendo
espacios para el despertar del asombro. A descubrir y celebrar con alegría todo
aquello que hace distintos a unos de otros. También a reflexionar sobre la gran
fortuna que tienen al pensar, sentir y actuar de maneras tan variadas. Y, por
último, a sentirse complacidos de poder compartir el amor desde las múltiples
percepciones personales.
Cuando realmente aceptemos al otro
diferente, y además lo amemos y lo admiremos por ello, estaremos en el camino
que nos conduce a disminuir el conflicto y a vivir de manera real LA PAZ que
tanto anhelamos.
La
PAZ COMIENZA en mí y en ti.
Con
amor,
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