Viajando por el sureste, en dirección al norte de
Islandia, disfrutando de la experiencia maravillosa y sorprendente que la vida
me ha regalado, y que he recibido con gratitud infinita, quiero compartirte la
reflexión que me llega sobre nuestras caminatas o trekkings, como se les
dice actualmente.
Islandia tiene paisajes asombrosos. Está bañada por
dos mares, el Ártico y el Atlántico, infinidad de riachuelos, grandes valles,
tundras, estepas desérticas, cascadas, volcanes y también campos verdes
colonizados por enormes rebaños de ovejas, carneros y muchos caballos de origen
escandinavo. También hacen parte de su paisaje, empinadas e inmaculadas
montañas, glaciares e icebergs inacabables, bosques coloridos de otoño, cielos
azules a veces nublados, y algunas ocasiones pintados por los verdes mágicos de
las auroras boreales que juegan a esconder la luna y las estrellas.
Uno de los trekkings más impresionantes que he
hecho en mi vida fue, en este mismo viaje, ir al encuentro de ‘la cascada más
hermosa del mundo’. En serio, pienso que en el mundo no hay nada igual. Subimos
una cuesta empinada, muy empinada. A los pocos metros mi cuerpo me decía que no
iba a lograrlo. Por fortuna me fui adaptando al esfuerzo físico, motivada por
la belleza de los naranjas, rojos, verdes, amarillos de los bosques que nos
rodeaban y adornaban el camino.
Hubo en el trayecto momentos de descanso, senderos
planos que nos permitían tomar oxígeno para continuar, relajarnos y recuperar
nuestras energías. Una hora más de subida bastó para alcanzar tanta belleza, la
cascada Svartifoss o “Cascada negra”, una obra de arte plasmada sobre la más
asombrosa naturaleza.
El regreso en descenso tampoco fue fácil. Debía
sostenerme bien para evitar resbalar, lo que me significó mucho esfuerzo con
las piernas. Gracias a Dios había aprendido la lección del súper trekking que
hicimos en la Patagonia Chilena en el año 2020 cuando apenas empezaba la
pandemia. En aquella oportunidad llevaba botas prestadas, y mis pies, dedos y
uñas sufrieron como ni te lo imaginas. Ahora llevaba unas maravillosas botas,
además de la mano del guía que estuvo a mi lado para apoyarme, ayudándome a bajar
tranquilamente y con seguridad, consiguiendo sentir la inmensa satisfacción de
haberlo logrado.
Ahora que reflexiono sobre esta experiencia concluyo y
te comparto que así es la vida, repleta de subidas, bajadas y planicies
abiertas, y también de premios y recompensas.
¿Qué es lo importante para lograr las gratificaciones?
Creo que lo más valioso de todo es ir con el FIN EN LA MENTE, es decir tener
ante todo la claridad de lo que deseamos alcanzar. Así mismo, la preparación,
tener ejercitados cuerpo, mente y alma para hacerle frente a los retos que EL
LOGRO nos va a exigir. Y algo demasiado clave, caminar con asombro, despiertos,
con consciencia de cada regalo que nos entrega la ruta emprendida.
Es cierto que tendremos subidas extenuantes y también
bajadas peligrosas, que necesitaremos detenernos por momentos, tomar oxígeno,
disfrutar del camino, de quienes nos acompañan, y también de aquellos con
quienes nos cruzamos. Todo ello nos dará la energía y el vigor suficientes para
dar el siguiente paso, y continuar avanzando por el camino emprendido.
La pregunta del millón siempre será: ¿Qué es lo
verdaderamente importante? ¿La meta o el camino? Lo verdaderamente importante
será el disfrute del camino, los aprendizajes que nos permiten sacar nuestra
mejor versión, y la celebración y satisfacción por los pequeños y grandes
logros que vayamos alcanzando. Por su parte, las metas, los sueños y los
anhelos, siempre serán nuestros GRANDES MOTIVADORES.
EL RETO que te propongo para esta semana es sencillo y
muy importante. Revisa tus acciones diarias, ¿Están enfocadas hacia lo que
deseas alcanzar en tu vida? Si están enfocadas, haz un alto en el camino,
descansa y felicítate por estar en el camino. Si no están enfocadas sólo
encuentra el ¿para qué? Puede ser que sean un medio para alcanzar lo que deseas
en tu vida. Igualmente detente por algunos minutos, reflexiona y siéntete a
gusto con tus acciones. Por último, en cualquiera de los dos casos, revisa si estás
gozando el camino, si estás compartiendo con los que amas, si estás encontrando
personas valiosas y mírate con ojos amorosos para observar que has estado
creciendo y convirtiéndote en la mejor versión de ti mismo.
Con amor,
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