LA SUERTE DEL VIAJERO

 

 

Cuando comenzábamos hace unas semanas el asombroso viaje a Islandia, vino a mis recuerdos esta hermosa frase de mi hijo, el más viajero de todos los viajeros, la cual me compartió cuando terminaba su VUELTA AL MUNDO: “AL VIAJERO SIEMPRE LE PASAN COSAS BUENAS”, es la suerte del viajero. 

 

Esta frase siempre hace parte de la charla de bienvenida con la que recibe a quienes han tomado la decisión de integrarse a sus maravillosas expediciones, y con la que busca infundir sus mensajes de mantenerse todos unidos en una gran familia con la mejor actitud, y dando a cada momento del viaje ese gran significado que les permita recordarlo como el mejor de sus vidas. 

 

La verdad es que siete días después del comienzo de este extraordinario viaje pudimos reconocer que todo transcurrió por encima de nuestras mejores expectativas. La vida nos hizo los regalos más inesperados, como sentir la nieve cayendo sobre nosotros, observar las tan ilusionadas auroras boreales, poder navegar cerca de las ballenas y observar las juguetonas focas, cosas que no siempre los expedicionarios consiguen vivenciar.

Contamos también con el clima perfecto para poder descubrir y disfrutar de todos los encantos de este deslumbrante país pegadito al Polo Norte. Y, lo mejor, encontramos en cada uno de nuestros compañeros una familia amorosa, dispuestos cada uno a entregar lo mejor de sí mismos para su propio bienestar y el de los demás integrantes del grupo.  

 

Así que la FRASE que te compartí al inicio del artículo funciona y funciona muy bien.

 

Si al buen viajero solo le pasan cosas buenas, entonces la invitación que me hago, y te hago a ti una vez más, es a que seamos buenos viajeros de la vida, porque estoy segura de que anhelas lo mejor para la tuya y la de los que amas.

 

Eres afortunado de viajar tu vida y estar en el camino de la evolución, entregando siempre lo mejor de ti a los demás, y recibiendo lo mejor que ellos tienen para brindarte.

 

El reto que te propongo hoy, inspirada por aquel viaje a esas lejanías asombrosas es: Primero, se el viajero del viaje más importante, el de tu vida. Segundo, asume el viaje con actitud positiva, dispuesto siempre a recibir y a sacar lo mejor de cualquier circunstancia, aún aquellas difíciles que se te presenten. Tercero, disfruta mucho del camino y de cada uno de los milagros que este te trae, y agradece sin límite, esto llenará tu tanque emocional de las mejores vibraciones. 

 

Con amor,

 

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SIEMPRE HAY UN CIELO AZUL

 

 

En la medida en que íbamos avanzando en nuestro viaje del este al norte de Islandia, ¡uichhhhhh qué frío! Estábamos a 2 grados centígrados con una sensación térmica de menos 1 grado. En medio de este gélido ambiente observaba el paisaje a través de la ventanilla panorámica del bus. 

 

Me di cuenta de cómo cambia el tiempo. Pasamos de un hermoso otoño al oscuro invierno. Todo el cielo se tornó gris, había mucha niebla, y los colores tibios desaparecieron súbitamente. Sin embargo, de pronto, como si Dios hubiera chasqueado los dedos, el cielo azul comenzó a aparecer de nuevo.

 

Ahora tengo la certeza de que ese firmamento inmaculado siempre ha estado arriba. Solo unas nubes grises han venido a interponerse delante de él, exhibiendo ante mis ojos la belleza y los contrastes del cambio. 

 

Esta diferencia de paisaje y de tiempo, me lleva a pensar en la vida misma. Confío plenamente que vivimos un magnífico cielo azul repleto de belleza, de bondad y de verdad. Todo lo bello hace parte de nuestra vida, de la naturaleza exuberante y diversa que nos rodea, de nuestro hogar adornado con las mejores galas, de los seres que amamos y aquellos que van llegando a nuestra vida repletos de virtudes, dones y potencialidades. Todo está lleno de significado y de la gracia divina. Pareciera que fue creado especialmente para que pudiéramos recrearnos usando a plenitud nuestros sentidos. 

 

También me doy cuenta de que a veces sobrevienen momentos en los que, de la nada, llegan situaciones difíciles, emociones aflictivas del presente, del pasado, y ansiedades por el futuro, que aparecen como nubes grises o negras. Estoy segura de que a ti te ocurre a menudo, tal como me sucede a mí también.

 

Tú gran tarea, entonces, consiste en descorrer aquello que te aqueja, para permitir que se despliegue el cielo azul que en esas ocasiones se te oculta. 

 

La manera de hacerlo conlleva dos estados de consciencia. El primero, consiste en aceptar lo que está sucediendo. Comprender que si ocurre es porque lo necesitas, y que debes disponerte a descubrir las lecciones que la vida te regala como medio para continuar evolucionando. 

 

El segundo se basa en revisar los dones y las bendiciones que te son obsequiadas día a día, y llenarte de gratitud infinita, como ya te lo he compartido en anteriores reflexiones. Estas pautas, puedo asegurarte, son completamente efectivas para abrir un cielo radiante cada día. Solo se trata de que confíes y las apliques. El riesgo es mínimo. Es seguro que también funcionarán para ti. 

 

Con amor,

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